lunes, 31 de agosto de 2015

Gracias.

  • ¿Qué haces aquí?
  • Tengo algo que decirte.
  • Creo que lo que me tengas que decir ahora, no va a servir para nada.
  • Tal vez para ti no, pero para mi si.
  • A ver, ¿que es lo que tienes que decirme?
  • Quiero darte las gracias, se que ha pasado mucho tiempo y que han ocurrido muchas cosas desde que nos separamos. Pero he comprendido que debía darte las gracias.
  • ¿Por que? Yo no he echo nada para que me tengas que dar las gracias.
  • Claro que si. Aunque hayamos acabado tal mal, he sido muy feliz contigo y me has enseñado muchas cosas y creo que debí de haberte dado las gracias hace mucho tiempo.
  • No entiendo nada.
  • Y no hace falta que lo entiendas.
  • Ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que nos vimos.
  • Si.
  • ¿Por que hemos acabado así?
  • No lo se, pero ahora no deberías de estar pensando en eso.
  • Pienso en ello cada día.
  • Y yo también, pero no hay marcha atrás. Quiero que seas feliz y yo también quiero serlo.
  • Yo también quiero que lo seas.
  • ¿Te olvidaras de mi algún día?
  • Jamás.

La chica sonrió, cada uno se dio la vuelta y empezó a caminar con rumbos distintos. Cuando estaba al final de la calle la chica tenia la necesidad de darse media vuelta y mirar. Y cuando lo hizo se dio cuenta de que el estaba mirándola desde el otro extremo. Sonrieron.

  • Yo tampoco. - Él se dio media vuelta y se marcho.

jueves, 27 de agosto de 2015

Tiempo.

Y tenía razón, a veces el corazón necesita mas tiempo para aceptar lo que la mente ya conocía. Pero ella no quería, se negaba al pensar que aquello estaba sucediendo.
"Con el tiempo lo hará." Era una frase típica, algo que siempre estaba escuchando, pero ella no quería tiempo.
Le quería a él.
Pero se marchó y esta vez era para no volver.
¿Vas a quedarte conmigo? ¿Preparo un café o preparo mi vida?

Como podría darte las gracias. ¿De qué manera te hago saber lo cuán agradecida que estoy contigo por todo lo que has echo por mi en tan poco tiempo?
Lo mejor de todo es que no hacía falta decirtelo porque tu ya lo sabías. Era lo mejor entre nosotras, que no hacía falta palabras para saber lo que la otra quería decir.
Una mirada de reojo y una risa estúpida después.
Te quiero. No sabes cuanto.
Gracias por agarrarme en el pozo por el que estaba cayendo, gracias por no permitir hacerme mas daño del que podía haberme llegado a hacer.
Gracias por sonreirme, por cada abrazo, por agarrarme de la mano para que no me quede detrás.
Gracias por esas fiestas. Gracias por esas noches en tu casa viendo películas.
Gracias por mirarme. Gracias por encontrarme.
Gracias por saber qué decirme.
Gracias por aparecer en mi vida. Gracias, gracias por ser mi amiga.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Una última calada.

Hay quien diría que 200 días son muchos, que me da igual un día, un año o un siglo ¿y qué si no tengo suficiente con un vida? Quiero más.
Más despertares a tu lado, de esos que dices que te presento el día con una sonrisa, inocente de ti sabiendo que las provocas.
Más de esas conversaciones en las que arreglamos el mundo delante de cualquier plato, donde siempre estamos solos sin estarlo. Porque es escuchar tu voz y perderme, que me bastó con escucharte hablar en una grabación para saber que quería oír cada día al despertar.
Más etapas de las que prometemos felices pero poniendo un pie en la tierra, aún sabiendo que el vértigo ya no es lo que nos espera.
Más de las caricias en la nuca, de las que erizan el vello. Esas que sabes que me vuelven loca mientras me das un beso. Y más besos. Besos dulces que me das cuando me estoy quedando dormida. Besos de los que quieres comerme, eso si, con la boca pequeña que así te duro más.
Más llamarme pequeña pero haciéndome sentir grande.




Anónimo.

viernes, 21 de agosto de 2015

Un punto final.

Alguien me enseñó una vez que llorar estaba bien. Que era la mejor manera de quitarse un peso de encima, te limpiaba por dentro, te purificaba.
Sin embargo estaba bien en ocasiones pero no podemos tirarnos toda la vida llorando la ausencia de algo o de alguien. En mi caso era por alguien. Solo fue esa noche, quizás por el efecto que causó en mi tanto alcohol. Ya que estuve llorando por cuatro horas interminables. Pero a partir de ese momento ya no lo hice mas. Me prohibí hacerlo, llorar por alguien que no me merecía me hacía sentir estúpida. Gracias a esa persona que estuvo conmigo toda esa noche, días anteriores, posteriores y que hoy día sigue ahí. Un poco lejos  para mi gusto, pero no hay distancia que pueda con nosotros.
Un punto final a un gran capitulo de mi vida. 
Gracias.

Nadie lo entendia.

Nada era más que aquello.
Aquello que solo ellos tenían.
Una mirada, una sonrisa, una caricia a escondidas.

Una rana estará mejor.

¿Por qué debería de haberte escuchado? ¿Qué motivo, excusa o como le quieras llamar, había para que me quedase?
Lo siento querido. Pero me he cansado de esperar y perdonar, de perdonar y esperar y así sucesivamente. No me creo superior a nadie, pero ya es hora de que empiece a quererme un poco mas a mi y deje de quererte un poco mas a ti.
No pienso que haya sido justo, he dado mucho y lo se, tu también lo has echo, pero ¿a qué precio?. Yo no quiero pasarme los días enfadada, triste, amargada, avergonzada de ir por la calle y me señalen o hablen de mi a mis espaldas. No he echo nada más malo que perdonarte. Y se acabó.
Adiós mi queridísimo príncipe azul, buscare una rana esta vez.
Quería mostrarte lo fácil que podía ser todo, pero para eso tenías que aguantar unas cuantas batallas.

Un castigo o una enseñanza.

A veces pensamos que somos desgraciados solo por el echo de que no esta pasando algo mal, y no es así. La vida es muy caprichosa a veces y tal vez nos esta dando un motivo por el cual tenemos que fijarnos en algo, en alguien o simplemente por que el estilo que llevamos en ese momento no es el correcto para nuestro futuro.
La vida es dura a veces, sí. Pero solo nosotros somos capaces de verlo como un castigo o una enseñanza.  

jueves, 20 de agosto de 2015

Finalmente lo encontró.

Y cuando quería abandonar por completo, apareció.
De la nada un roce, una mirada, una sonrisa.
Se volvió loca. 

Y sin darse cuenta, se enamoro de el.