miércoles, 21 de mayo de 2014

De verte y comerte a besos. De que me abraces como si no existiera el mañana y me susurres al oído que lo nuestro será para siempre. De que me digas que me quieres tal y como soy y que no cambie nunca. Ganas de sacarte siempre una puta sonrisa y enseñarte que mientras estemos juntos seremos los más felices.
Tal vez no exista una intimidad más grande que la de dos miradas que se encuentran con firmeza y determinación, y sencillamente se niegan a apartarse. 
Nos dedicábamos a crear sonrisas en rostros tristes.